Desde la Editorial Siglantana nos complace presentaros el curso Meditación y presencia: Asesoramiento y práctica de la Atención Consciente, con el maestro Denkô Mesa, en el que nos enseñará cuáles son los aspectos a tener en cuenta a la hora de meditar, conectando así con la verdadera certeza y la sabiduría interior.
El curso consta de cuatro sesiones durante las cuales el maestro zen nos guiará en cada una de las prácticas, profundizando en la experiencia y contestando a todas aquellas dudas que puedan aparecer en el desarrollo de la atención consciente.
A continuación os dejamos un fragmento del capítulo 9 del libro de Alicia Benítez y Denkô Mesa “Mindfulness para la vida. Diez pasos para el Bienestar”, que se entrega a cada uno de los participantes.
Ya lo eres todo
desde el principio mismo.
Siempre ha sido así.
PREÁMBULO
¿Qué es la conciencia? ¿Dónde se esconde la conciencia? O más bien, ¿cómo podemos familiarizarnos con ella? De la conciencia podemos mencionar tres atributos universalmente aceptados: es vacía, ya que todo fenómeno está incluido y contenido en ella, es infinita e inabarcable porque no empieza ni acaba en ningún lugar y, finalmente, es luminosa porque gracias a ella podemos enfocar mejor y, por consiguiente, mejorar nuestra visión sobre la realidad.
Dicho esto, la conciencia nos da la posibilidad de desarrollar la práctica de la atención. Además, nos faculta para ver con claridad y salir de las danzas de nuestras ilusiones. La conciencia nos permite ser libres en nuestras necesidades y a no caer en la esclavitud de nuestros impulsos. Gracias a ésta, podemos observar los distintos fenómenos que ocurren tanto dentro como fuera de nosotros y aprender a relacionarnos con ellos de una manera sana y equilibrada.
Por lo tanto, un adecuado acercamiento a la conciencia sería admitirla como esa facultad intrínseca a la naturaleza humana que nos permite experimentar lo que denominamos el poder de darnos cuenta. Cuando esta experiencia acontece en la mente del observador, la práctica meditativa se presenta como una guía saludable a través de la cual las palabras, los actos y los pensamientos fluyen de manera coherente, es decir, se da un natural equilibrio entre el pensar, expresarse y la concreción de esta verdad en la vida cotidiana.
Por esta razón, es esencial entrenar la mente. Si somos conscientes de cuál es nuestra intención, una actitud adecuada y la fuerza de voluntad necesarias determinarán el resultado. Con perseverancia y diligencia podemos obtener grandes beneficios. La actividad de la mente irá disminuyendo, para dar paso a la tranquilidad mental y emocional.
Mediante la práctica de la concentración o samatha, conseguimos tranquilizar la mente. Primero la observamos y luego la calmamos hasta conseguir esos estados de paz y serenidad absolutas. A través de la visión interior o vipassana, practicamos mindfulness para ralentizar los movimientos de la mente, observando con mayor claridad sus contenidos mentales y pensamientos habituales. Los reconocemos como tales, los aceptamos, sean de la naturaleza que sean y los dejamos marchar, sin juzgarlos ni engancharse en sus historias.
Liberar la conciencia de pensamientos inadecuados y reemplazarlos por pensamientos beneficiosos es una labor extraordinaria que está a nuestro alcance y que nos brinda la oportunidad de vivir en el estado natural de la presencia.
Texto extraído del libro Mindfulness para la vida. Diez pasos para el Bienestar.